Mujeres que atraen bien (pueblo indígena wayuu)

Jieyuu
Anamiamaajana

Mujeres que
atraen bien
(pueblo indígena wayuu)

Nat Nat Iguarán Fajardo

nat nat iguarán fajardo

Eiruuku Ipuana

Comunicadora Indígena

Soy comunicadora indígena de formación académica y empírica, me he inquietado por devolverle la majestuosidad a mi cultura, investigando, documentando y visibilizando cada una de las tradiciones propias de mi pueblo, como legado para mis hijos, para las nuevas generaciones que desconocen los saberes y contextos propios del ser wayuu, tengo las herramientas para desarrollar la línea entre la sabiduría, los retos y expresiones adaptadas de nuestras nuevas generaciones para contar del importante legado de las mujeres de mi familia, que no quede solo en la oralidad sino que se preserve en lo audiovisual para trascender las fronteras digitales.

Me crié en medio de dos mundos: uno urbano donde la tecnología y el consumismo prevalece sobre la cultura y las tradiciones propias del pueblo wayuu; y otro mundo, el natural en mi comunidad, en mi ranchería en el Cabo de la Vela a la orilla del mar donde la cotidianeidad se mezclaban con el servicio prestado a unos cuantos turistas que llegaban a conocer de esas tierras endémicas y mágicas. Esos dos mundos me fortalecieron, pero también me enseñaron a reaprender de mi cultura aspectos que desconocía como por ejemplo el rol, el valor que tenemos como mujeres, la herencia matrilineal y especialmente entender nuestra normatividad social y espiritual. Formo parte de ambos mundos, pero mi corazón y mi vientre es wayuu.

El corto documental Jieyuu Anamiamaajana (Mujeres que atraen bien) es una recopilación etnográfica familiar del linaje de mujeres pertenecientes al eiruku Ipuana que habitan en el Cabo de la Vela, municipio de Uribia, una importante línea genealógica que ha tenido participación en diferentes escenarios políticos en la región, en el departamento y de orden nacional, exponiendo desde los roles que queden cumplir las mujeres en la sociedad wayuu y el conjunto de normas y principios, que se han olvidado generación tras generación. Los personajes principales e hilo conductor del corto cuentan sus historias personales, convirtiéndose en material documental de mucha trascendencia para el pueblo wayuu y en especial para la familia Ipuana.

El corto está narrado en primera persona, contando con la reflexión de la Directora como parte integral del proyecto, su testimonio personal complementa la temática dada la cercanía con las protagonistas y con la comunidad.

Remedios
Fajardo Gomez

María del Socorro
Fajardo Gómez

corto documental

Con enfoque testimonial que narra la vida y propósito de dos mujeres wayuu pertenecientes al clan (eiruku) Ipuana; ambas hermanas, tienen diferentes experiencias en el liderazgo en la región que les ha permitido dejar un importante legado no solo para la familia sino para el pueblo wayuu desde dos escenarios importante la educación y la política

Tiempo: 18 minutos

Sobre el pueblo wayuu

Constituimos el pueblo indígena más numeroso de Colombia con una población que supera los 380.460 personas pertenecientes a 19 eiruku (clanes) tradicionales (DANE, 2018), compartiendo fronteras binacionales con Venezuela. Lingüísticamente nos identifican a la familia Arawak, que se asentó en la península de la Guajira en un proceso de poblamiento nómada proveniente de la Orinoquía.

Somos poseedores de un territorio ancestral al que llamamos Wounmain , reconocemos nuestra lengua materna el wayuunaiki, basamos nuestro orden social bajo una estructura matrilineal que representa nuestro eiruku (clan familiar), y conservamos muchas de nuestras creencias, tradiciones culturales, conocimiento ancestral y la conexión espiritual a través de los sueños que recogen la cosmogonía propia de nuestro pueblo representada en las narraciones sobre el origen de todo cuanto nos rodea, siendo estas una de las formas de enseñanza que nos permite conocer, reproducir y comprender el mundo, formando a la vez nuestra identidad individual que prepara y renueva diariamente nuestra identidad cultural. Estas particularidades les dan forma a nuestra identidad como wayuu, y bajo estas nuestro pueblo sigue resistiendo.

La cultura wayuu ha sido una de las culturas indígenas con mayor trascendencia en la historia de este país, tal vez su ubicación estratégica la convierte en esa “dama” de la canciones vallenatas cargada de relatos y leyendas mágicas que llevó a conquistadores, capuchinos, empresarios y contrabandistas, a fijar sus ojos en sus riquezas ilimitadas. Una de estas riquezas, la más apreciada en la sociedad guajira, es la mujer; ella es la razón de esta historia, porque no importa cuántas generaciones pasen: la cultura permanece intacta en un punto y se transforma para adaptarse y fortalecerse sin dejar de ser. La mujer wayuu es el pilar de su familia, la dadora de vida, la fuerza de su clan, la que atrae el bien, la palabra dulce de su cosmología, y generación tras generación nos ha enseñado su valor y su rol fundamental para la vida de su pueblo.

Para entender un poco sobre la estructura cultural del pueblo del pueblo wayuu, empecemos por reconocer que hay bienes de carácter social que se consideran colectivos, como los lugares sagrados que son el origen de las tradiciones, usos y costumbres que hacen parte de nuestra cosmogonía y fundamentan nuestra la Ley de Origen de nuestro, entre esos lugares sagrados como Jepira (sitio sagrado donde van los wayuu al morir), la piedra Aaras (donde se encuentran tallados los clanes originarios), la piedra de Worunka (piedra mitológica sobre origen de los wayuu), los tres hermanos que se convirtieron en Cerros (Kamaichi, Itolojoro y Cerro de la Teta); estos lugares sagrados marcan un origen, no una territorialidad, que argumentan que además de la cultura y la lengua existen bienes inmateriales o espirituales que nos corresponden como pueblo indígena. Dentro de los muchos sitios sagrados que el pueblo wayuu tiene, para este proyecto en concreto hablaremos del El Cabo de la Vela, conocido entre los wayuu como Jepira, que es considerado por los wayuu como el lugar donde van a descansar las almas de los wayuu cuando fallecen. Es por eso un lugar de mucha trascendencia espiritual, donde se siente en las noches esa fuerte influencia del cosmos, donde seres mitológicos como Yoruja o Pulowi caminan. Para el pueblo wayuu es un lugar de mucho valor espiritual y además de un patrimonio colectivo, ubicado en el corregimiento del Cabo de la Vela municipio de Uribia.

Existen otros bienes colectivos ligados a las estructuras familiares que corresponden a cada Apüshi (grupo familiar) como lo son Amuyüupa (cementerios), sitios de pastoreo, los pozos de agua, Yüüja (huertas comunitarias), que se convierten además en la “escritura pública” de propiedad de los Apüshi, heredado matrilinealmente generación tras generación.
Para el pueblo wayuu la protección, salvaguarda y conservación de los lugares sagrados es de vital importancia cultural y social. A través de estos sitios se reafirma la cultura.

KAMAICHI

En la actualidad el Cabo de la vela se ha convertido en un atractivo turístico, promocionando el etnoturismo en la zona, pequeños negocios familiares que disponen cómodas cabañas para prestar el servicio a turistas en su mayoría extranjeros. De los sitios sagrados referenciados en el Cabo de la vela, se encuentran Kamaichi (pilón de Azúcar) y el Ojo de Agua. Ambos sitios se han convertido en balnearios turísticos, pero en la cosmogonía del pueblo wayuu son parte de los relatos sobre el origen del pueblo wayuu.

Actualmente en el Cabo de la vela, se conformó un grupo de protección de estos sitios sagrados Guardianes de Jepira, quienes orientan a los turistas sobre el cuidado, respeto y protección de los sitios sagrados.

AMUYÜUPA (CEMENTERIO) SHITE´U

Shite´u es el nombre de nuestro cementerio familiar, es ahí donde están las tumbas de nuestros antepasados. Al cabo de 8 o 10 años, se realiza la exhumación de los restos de los parientes fallecidos. En el año 2013 tuve el honor de sacar y limpiar los restos de mi abuela materna Carmen Clara Gomez. Es todo un ritual que tiene una preparación previa y mantenerse durante el tiempo que dure el duelo despierto, y posterior llevar una dieta estricta de alimentación. 

El nombre de Shite´u fue dado a través de los sueños, es un lugar amplio, con muchas enramadas, cada núcleo familiar tiene su cocina y lugar de atención de su visita, siempre hay muy comida, porque se asume que esa comida es la que se llevan los muertos a jepirra.

Reconocer el territorio y protegerlo hacen parte de las bases sociales que el pueblo wayuu reafirma constantemente, sin territorio perdemos nuestra propia identidad. Además de estos lugares sagrados para el wayuu es de vital importancia Amuyüupa (cementerio) y los sitios de pastoreo son la “escritura pública” que tiene el wayuu para identificar y demarcar su territorio, además de que se convierten de alguna forma en lugares sagrados también en su cotidianeidad.

Para mi familia, protagonista en este proyecto, nuestro Amuyüupa se llama Shite´o, ahí están enterrados todos mis antepasado, y las generaciones más recientes que han fallecido como mi bisabuela Remedios Barliza, mi abuela Clara Gomez y mi tío Florentino Fajardo (hermano de Remedios y María del Socorro), ellos hacen parte de la columna vertebral de mi núcleo familiar. En Shite´o también se realiza el segundo velorio donde se exhuman los restos para ser guardados en un osario familiar e iniciar el último viaje a Jepira donde descansan eternamente.

ZONAS DE PASTOREO

De los sitios que son también considerados sagrados para el wayuu están las zonas de pastoreo, donde se construyen pozos artesanales profundos para sacar agua para los animales principalmente. En el cabo de la vela por ser una zona costera el agua que se consigue es salobre, lo que no la hace apta para el consumo humano, pero si para los ani- males y para otras actividades de la casa. El de mi familia se llama Ipot- chirü, y en tiempos de lluvia se hacen unas pequeñas lagunas de agua donde los animales se acercan a beber.

Wayuunkera

Son figuras elaboradas con barro a la orilla del jawüey (pozos de agua natural), alrededor de este se encuentra el material conocido como Ipotchi (barro). Forma parte del proceso de aprendizaje y recreación de las niñas (jimot) wayuu, les enseña a reconocer el territorio y los valores de respeto e integridad en su familia y relaciones interpersonales.. Es una estrategia pedagógica que aún se conserva en las comunidades wayuu, especialmente en las zonas rurales. 

La forma de la wayuunkeera es una figura sentada, la cabeza es de animal, ya que por respeto no se representa a ningún familiar o miembro de la comunidad. Se le elaboran dibujos en su cuerpo que representan los kanas (símbolos tradicionales) lo que le permite a la niña reconocer su propio cuerpo, enseñarle a respetarse a sí misma. La Wayuunkeera adquiere una importancia dentro del juego de las niñas, adquieren vida y motiva a estas a crear y representar situaciones adaptadas al juego, le agregan un toque personal, no solo a las wayuunkeera sino a los demás objetos que elaboran con el barro.

Hoy en día, las niñas no juegan con estas muñecas, han sido cambiadas por muñecas de plástico.

Comments are closed.